Muchas veces, sobre todo desde que cumplí quince años, me he quejado de que no tengo buena suerte, que si no había el vestido que quería en mi talla, que si fulanito no me peló, que si el trabajo más fácil de hacer le tocó a otra persona, que si se me atravesó no sé quien en el camino y me hizo mucho daño..... en fin, podría mencionar mil ejemplos por el estilo....
Hoy tuve mi primer día de trabajo para la investigación con los niños autistas, primero nos dieron una explicación de como reaccionan y como podemos acercarnos a ellos para que no se sientan intimidados y agredidos. Como no es tan simple como con los muditos, nos asignaron determinados niños en particular para trabajar a todo lo largo de la investigación e invitaron a la mamá o la persona a cargo para que pudiera darnos más detalle sobre como debemos tratarlos para que se sientan cómodos y podamos hacer nuestro trabajo y de alguna manera también aportarles algo a ellos.
Hablé con cuatro mamás, se ve que vivir esto es muy complicado, que a veces ellas mismas se desesperan y quieren tirar la toalla. Me pareció normal y lógico que les suceda, pero cuando hablé con la quinta mamá y tocamos ese punto me dijo que cuando llega a pensar en eso recuerda que intentó tener un hijo por quince años, que lloraba cada vez que no resultaba, que se desesperó muchísimo intentándolo y que después de mil tratamientos tuvo la fortuna de tener a este pequeñito.... que era la mujera más afortunada del planeta y que no podía mas que agradecer que alguien allá arriba pensara que era suficientemente fuerte y capaz de hacer bien un trabajo tan importante....
Entonces pensé en mi suerte.... y en todo lo que siempre me quejo.... seguramente esto que vi hoy no cambiará mi vida, seguiré quejándome a pesar de la cantidad de cosas buenas que tengo... pero espero sí haber aprendido que la suerte puede ser buena o mala pero lo que hace la diferencia es la actitud que tomamos frente a las cosas que nos suceden.... creo que es un buen primer paso, no?